miércoles, 31 de diciembre de 2008

LA NUEVA AMENAZA: LA DEFLACIÓN

La inflación está bajando tanto que la nueva amenaza es ya la deflación. Y éste es el peor enemigo para un mundo con su economía en crisis.
Pero, ¿qué es la deflación? Es una caída de los precios en el conjunto de la economía que se prolonga durante varios períodos (al menos dos trimestres según el Fondo Monetario Internacional). Se excluyen, por tanto, las caídas de precios en sectores concretos o que se produzcan de forma puntual. La deflación es el movimiento contrario a la inflación.
Pero es necesario no confundir deflación con desinflación. Esta última se define como una desaceleración de los precios (los precios siguen creciendo pero a un ritmo menor), y la deflación implica tasas de variación negativas del IPC.
La deflación se produce cuando la oferta de bienes y servicios en una economía es superior a la demanda. Este desajuste puede darse por una insuficiencia de la demanda, motivo que tuvo lugar durante la Gran Depresión ocurrida en los EEUU a finales de los años 20, o por un exceso de la oferta, que podemos atribuir a la coyuntura actual.
En realidad, este fenómeno económico ha sido muy poco frecuente durante el siglo XX, sólo dándose dos casos: uno fue la Gran Depresión, ya mencionada, que se reproduciría en Japón y Suecia, y el otro, el caso de Japón desde mediados de los 90 hasta el 2006.
Existen diversas medidas contra la deflación, que se agrupan en dos tipos de políticas. Las monetarias sugieren bajar los tipos de interés, bajar el precio del dinero. Las fiscales suponen un aumento del gasto público, una reducción de los impuestos y un aumento de las transferencias. Normalmente, la opción más adecuada dependerá de cada situación y consistirá en una combinación de ambas políticas.
Diversas fuentes, entre ellas la Fundación de Cajas de ahorros, aseguran que España no podrá evitar la deflación en 2009, registrando el IPC tasas negativas en verano.
De hecho, el descenso del petróleo, de algunos alimentos y la caída del consumo han provocado el mayor recorte de la tasa general del IPC en 21 años. Lo que en principio parece una buena noticia, también tiene un reverso oscuro, que es la deflación.
El riesgo de deflación no es exclusivo de la economía española. Otros países como EEUU, Reino Unido o incluso China, también están en riesgo de adentrarse en ella debido a la crisis financiera y sus consecuencias sobre la economía real.
Los economistas le tienen mucho más miedo a la deflación que a la inflación porque a la subida de precios saben cómo combatirla, pero contra su caída no está tan claro. Además genera un círculo vicioso. Con los precios bajando la demanda cae porque el consumidor no compra ante las expectativas de que todavía bajen más los precios. Y si los comerciantes no venden, además de aumentar el despido, se verán obligados a bajar más los precios siempre y cuando cubran costes, al menos los fijos.
Por lo tanto, la deflación se convierte en causa y efecto de la falta de circulación del dinero en la economía, pues todos prefieren retenerlo.
Añadimos así otro problema más a una situación ya de por sí inestable.
LETICIA VÁZQUEZ

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