miércoles, 31 de diciembre de 2008

PÁNICO A LA RECESIÓN DEFLACIONARIA

La deflación, según el Fondo Monetario Internacional, es una caída de los precios en el conjunto de la economía que perdura al menos dos trimestres.
La deflación se produce cuando la oferta de bienes y servicios en una economía es superior a la demanda, lo que provoca que el sector empresarial tenga que reducir los precios para poder vender la producción y no acumular stocks. Esta caída de los precios puede verse agravada por cambios estructurales en la economía mundial que den lugar a un incremento de la productividad o de la competencia entre las empresas, como sucede en los últimos años con la progresiva desaparición de las barreras al comercio mundial y la liberalización de sectores básicos (telefonía, transporte, energía).
Los efectos de la deflación sobre la actividad económica son muy negativos y difíciles de corregir. Provoca un empeoramiento de los resultados empresariales, provocando recortes de plantilla y de inversión en bienes de equipo, lo que a su vez lleva a una disminución de la demanda que de nuevo recorta el excedente empresarial. En ausencia de políticas correctoras, la salida de este círculo vicioso sólo se produce cuando los precios disminuyen lo suficiente para que consumidores y empresas puedan restablecer progresivamente su nivel de demanda.
Además, la deflación provoca fuertes distorsiones en la actividad financiera, ya que aumenta la carga real de intereses que sufren los deudores.
Los fuertes vaivenes financieros y la propia crisis en que estamos inmersos van trastocando el escenario económico. Estamos ante un horizonte recesivo con menor liquidez, confianza y apalancamiento, con riesgos en la solvencia y, un deterioro del empleo y del consumo. En un contexto en que se espera que materias primas, inmuebles y acciones valgan cada vez menos, los consumidores retrasan sus decisiones de compra, al esperar precios menores en el futuro. Los planes de consumo y de inversión se resienten debilitando la demanda. Todo este panorama hace presagiar una situación de recesión deflacionaria.
La Gran Depresión dejó diversas lecciones sobre como solventar esta situación. Entre otras: bajadas de tipo de interés, garantías para los depósitos y préstamos y, la revisión de las normas contables de valoración de activos.

NURIA ÁLVAREZ GONZÁLEZ

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