jueves, 11 de junio de 2009

BROTES VERDES EN UN DESIERTO DE INCERTIDUMBRE

Muchos son los gobiernos, políticos y autoridades en general que elevan el tono de voz a la hora de hablar de una posible recuperación de la economía mundial. En definitiva, se cree que lo peor ha pasado y que esos pequeños “brotes verdes” empezarán a florecer en el corto plazo, pero quizás sea muy apresurado aventurar el fin de esta debacle, recordemos que es la recesión económica más importante desde la Segunda Guerra Mundial. Pero lo que sí es cierto, es que empiezan a vislumbrarse ciertas señales positivas y de estabilización progresiva de las distintas economías mundiales.

No hace mucho, el consejero financiero y director de Asuntos Monetarios y Mercados de Capitales del Fondo Monetario Internacional, José Viñals, señaló; “existen signos de mejora en la economía internacional, pero estos brotes verdes son todavía vulnerables a una helada primaveral”.

Está metáfora utilizada, viene a reflejar a grandes rasgos, un frenazo en el deterioro económico sufrido por las economías de todo el mundo, basado en las mejoras del sistema financiero internacional (aunque a día de hoy, la salud de los bancos sigue en entredicho), la recuperación generalizada de la mayoría de las bolsas mundiales, la recuperación de China, la mejora de la confianza de los consumidores en países como Alemania y los EEUU, el encarecimiento del petróleo y la débil reactivación del mercado inmobiliario estadounidense y británico. Pero no hemos de olvidar que todos estos datos están sustentados por frágiles pilares de recuperación, en un contexto de gran incertidumbre y con mucho camino por recorrer todavía.

Las cosas pintan un poco peor para nuestro país. España ha sustentado en gran parte su crecimiento económico en el sector de la construcción, un sector gravemente herido en esta crisis y aunque los rebotes de la bolsa española y la desaceleración de los índices de morosidad en la banca nacional alienten una pronta recuperación, hemos de ser conscientes de los graves problemas estructurales que posee nuestro país en cuanto a PIB y empleo se refiere. No en balde, nuestro país, enlaza casi dos años en recesión económica y se acerca a casi cinco millones de parados.
En definitiva, no podemos adelantarnos a los acontecimientos, los indicadores, estadísticas y datos utilizados por los grandes gurús de la economía hablan de un posible cambio de rumbo. Quizás lo malo haya pasado, pero aún tenemos un largo camino por delante; lo único que podemos sacar como conclusión, es que la contracción económica se está moderando. Pero nada garantiza que la economía se recupere sin la ayuda de los estímulos públicos actuales, o que la reforma de la arquitectura financiera se lleve a cabo de una vez por todas, recapitalizando y reestructurando entidades financieras viables y liquidando inmediatamente a aquellas entidades que no lo sean.

Otro factor importante es el petróleo, el oro negro fue clave para esta pequeña reactivación económica. Su precio cayó desde máximos históricos favoreciendo el ahorro en consumo de energía a empresas de todo el mundo, pero en estos meses se ha revalorizado amenazando esta pequeña mejoría. El riesgo existente es importante: un incremento progresivo del precio del petróleo nos alejaría de la deflación, pero podría generar una inflación con estancamiento (estanflación). Los bancos centrales tendrían entonces un grave problema, deberían subir los tipos de interés y retirar la gran cantidad de liquidez inyectada en la economía, con el fin de evitar la inflación, entorpeciendo las posibles soluciones a esta gran depresión.


Alberto Pillado Sánchez

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