lunes, 22 de junio de 2009

VERDE….QUE TE QUIERO VERDE, ESPERANZA

Dicen que la esperanza es lo último que se pierde, y ese sentimiento de motivación e impulso los buscamos hasta en lo más recognito de nuestro ser. Y es que para el hombre, tal virtud es incuestionablemente necesaria. Por eso hay brotes verdes en el horizonte.

A través de datos como los índices de precios sobre las materias primas, de turbias percepciones, analistas de la economía mundial utilizan la estrategia de alimentar ese deseo desesperado de recuperación económica, tratando así de animar los espíritus de las gentes al consumo masivo, fuente y motor del capitalismo actual. Los gobiernos recurren a la esperanza, que es virtud teologal que suele consolar bastante en momentos de tribulación. El brote verde es una forma actual de esquivar el presente más inminente recurriendo al futuro más optimista.

Bien cierto es que hemos evolucionado en el pensamiento humano desde la época del naciente cristianismo, donde prevalecía la creencia ciega, la FE. Pero parece ser que alguno no ve tan clara tal evolución de la sociedad y sigue apostando por este dogma, ¡¡se imaginan la situación actual en tiempos bíblicos!!: -¡Tranquilos, que ya se ven los primeros frutos de las semillas! ¿Acaso no veis los tallos? ¡Hombres de poca fe! Y lo comentan totalmente convencidos de que así tranquilizarán a las masas.

La Fe y la esperanza poco valen antes los hechos más evidentes. Hombres agotados por la escasez han de oírse de hombres triunfantes en sus negocios, que para salir de la crisis deberán trabajar más por menos dinero. Si queremos ver el final de este panorama, y que las luces del camión que vemos en el túnel no nos arroyen, hemos de acostumbrarnos a no siempre tener “un duro en el bolsillo”. Se trata de hacer una remodelación de mentalidad, y tener presente que la sanidad gratuita y la garantía de pensiones no son propias de un sistema dinámico, moderno, adaptado a la realidad incuestionable del mercado libre.

Miremos más allá, el tejido productivo europeo desaparece pero ninguno de los dirigentes occidentales se hace eco de comentar que la competitividad exige reciprocidad: que el obrero chino o argelino debe tener los mismos derechos que el europeo. De esas cosas no parece que nadie abra la boca en todas esas grandes cumbres. Aunque como los intereses son los intereses, ¡seguramente el catering de esas reuniones es de una empresa china o argelina! Con lo que mejor callado, en boca cerrada no entran moscas.
Seamos claros, como va a germinar algo bueno, con un método de cultivo basado en el expolio a las clases medias y trabajadoras, con avales a bancos, cajas y grandes industrias, todo ello regado en un silencio casi generalizado y abonado con los impuestos presentes y futuros, olvidándose que toda economía nace de un principio elemental: el dinero es de propiedad privada. Así es que brotes verdes no pueden ser otros que aquellos que florezcan en una verdadera regeneración basada en la honradez, la austeridad, los principios éticos y la meritocracia.


FELIPE ABAD

No hay comentarios: