jueves, 4 de junio de 2009

LAS VACAS DE LEZAMA

Uno de los capítulos de la crisis actual, posiblemente, el más acento ibérico ha demostrado, y que desde luego más repercusiones negativas va a tener en España, es la situación inmobiliaria y por ende la hipotecaria. No hace falta hacer demasiada memoria para recordar años ha, cuantos, es lo mismo el discurso a mí se me antojaba eterno, a los medios hablando de la burbuja inmobiliaria, es lógico que después de tantos y tantos años engordando el estallido haya derruido la economía y el empleo.
Se pueden derivar responsabilidades contra el Gobierno por no saber ponerle, freno, qué gobierno, qué personaje, qué color. Todos. Contra promotoras, inmobiliarias, constructoras y su gestión, a los Bancos y Cajas por financiar el todo vale. Y por supuesto a los especuladores, perdón, compradores.
Esta situación ha devenido en un fenómeno extraño, los inmuebles han bajado sus precios, y por raro que parezca, ahora con los pisos un 30 % más baratos, es más difícil lograr financiación por que como todos conocemos el grifo se cerró. Por el grifo, y por la morosidad, que se ha cuadriplicado en un año.
Pero la morosidad, ¿es bonita? Pues de 14 años para aquí la anterior crisis inmobiliaria por ahí anduvo, no era tan mala incluso enriquecía a unos cuantos, entre ellos los tan envidiados subastadores. Y ahora, ahora la morosidad consigue que bancos o cajas, entidad que tradicionalmente se dedicaba a tomar y prestar dinero a cambio de unos intereses, se encuentre con que tienen 20.500 millones de activos inmobiliarios. 20.500.000.000 €. No tengo a mano ninguna calculadora que lo calcule en pesetas.
Pero esto no es un banco es una banqueta, perdón, inmobiliaria, y tanto es así que Santander, La Caixa, Caja Madrid y Caja de Ahorros del Mediterráneo disponen en el Salón Inmobiliario de Madrid de mostradores en los que se venden o alquilan casas similares a los de las compañías inmobiliarias, y evidentemente para los posibles compradores de pisos provenientes de los embargos bancarios hijos de la morosidad, hay más flexibilidad en la concesión de préstamos hipotecarios. Evidentemente esto ha provocado el malestar de las inmobiliarias propiamente dichas, que quieren igualdad en las condiciones de financiación, y ante estas críticas, es muy ejemplificador las manifestaciones del director de negocio de promotores de Caja Madrid, Alberto Manrique, al negar que las entidades estén distorsionando el mercado y al asegurar que Caja Madrid está vendiendo con pérdidas contables muchas de las viviendas adquiridas a promotores en pago por sus deudas. Y si a esto le añadimos que no compran ni siquiera los empleados del Santander, a su propio banco con rebajas del 30 % y unas condiciones impensables; de 1.200 viviendas los 45.000 empleados (también de Alemania, Portugal y Reino Unido) han comprado 500 en cinco meses, el 1 %.
Así, con la oferta por las nubes y la demanda de baja, se empiezan a oír de nuevo algo que hace sólo unos meses había sido un error de la Banca que no se volvería a repetir, la financiación del 100 % de la compra. Santander lo ha ofrecido en el Sima.

Solo espero que no seamos como las vacas de Lezama y hayamos aprendido algo.

JOSÉ RAMÓN BAÑA

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