miércoles, 3 de junio de 2009

¿Qué pasa con el crédito?

La crisis actual ha puesto de manifiesto la falta de criterio existente en el último lustro a la hora de la concesión de créditos bancarios.

En la época de pujanza económica los bancos crecieron mucho y se unieron al sector inmobiliario para conseguir mucho de este crecimiento. En esos momentos, se compraba el suelo, se planificaban las viviendas, se vendían sobre plano y se construían. La banca como todo buen diversificador de riesgos financiaba el negocio de los promotores, el de los constructores y en último lugar a los sujetos que compraban estas viviendas. Esta forma de actuar hizo que todas las entidades crecieran a pasos agigantados e incluso incitaban a los promotores a comprar más y más suelo para seguir construyendo.

Hasta ese momento las entidades habían dado créditos de importante cuantía a personas con bajos salarios porque los tipos de interés existentes y el alargamiento del número de años de financiación sumado a la bonanza económica hacia posible que todo el mundo pagase sus créditos sin problema.

Los problemas comenzaron en el verano de 2007 cuando los tipos de interés comenzaron a subir, esto provocó que hipotecas que antes tenían una cuota mensual pequeña comenzaran a pagar cuotas que suponían en algunos casos más de la mitad de los ingresos de los hipotecados. Esto hizo que se generase una espiral, las ventas se reducen, no se vende, no se puede seguir construyendo, no se paga los créditos porque no se vende…

Y llegamos a la situación actual donde la morosidad esta asfixiando a nuestras entidades financieras lo que provoca que estos endurezcan los criterios que utilizan a la hora de concesión de los créditos y con ello reduzcan el número de créditos concedidos. Si a esto sumamos el incremento del paro, provocado por la crisis y la inestabilidad existente en los últimos meses la solvencia de la población se reduce.

El problema es que la morosidad existente no se está reflejando todavía en los balances de las entidades financieras por eso estas están incrementando la cautela a la hora de la concesión de créditos porque son consciente de lo que les espera en los años siguientes.

Pero el país no puede seguir asfixiado por la falta de liquidez. Muchas de nuestras empresas cierran no por falta de trabajo sino por falta de crédito, no pueden descontar los pagarés de sus clientes y no tienen medios para seguir comprando o produciendo.

Es por tanto, difícil pensar que la concesión de créditos se recuperará por lo menos en el corto plazo. Desde mi punto de vista, la situación pasa porque el gobierno tome cartas en el asunto y deje de inyectar dinero a la banca (porque este dinero se utiliza para mejorar los balances de las entidades no para mejorar la situación de pymes y particulares). Todos somos conscientes que no se puede obligar a las entidades a prestar pero también creo que no debemos pagar con nuestros impuestos sus locuras de antaño. Por ello, el gobierno debe dotar al ICO de fondos suficientes para que éste tenga un papel relevante en la recuperación del aparato productivo de nuestro país. Necesitamos reactivar a las pequeñas y medianas empresas y a las familias para que se continúe produciendo y consumiendo y la recuperación sea más rápida.

Mª Esther Gallardo Trillo

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